La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha puesto en marcha un plan de acción diseñado para apoyar la ejecución de su ambiciosa Estrategia sobre el cambio climático para 2022 – 2031.
La Estrategia, que recibió la aprobación del Consejo de la FAO (su órgano ejecutivo) en junio de 2022, contempla unos sistemas agroalimentarios sostenibles, inclusivos, resilientes y adaptables al cambio climático.
Los sistemas agroalimentarios mundiales, que comprenden la producción de alimentos y de productos agrícolas no alimentarios, así como su almacenamiento, transporte, elaboración, distribución, comercialización, disposición y consumo, son responsables en la actualidad de aproximadamente un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Son, asimismo, una de las principales víctimas de la crisis climática. No obstante, también ofrecen numerosas soluciones para combatir la crisis climática, que van desde el fomento de la resiliencia, hasta la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, pasando el secuestro de carbono.
El objetivo de la Estrategia es aumentar la visibilidad y utilización de estas soluciones, así como la inversión en las mismas, y contribuir a economías con bajas emisiones, adaptables y resilientes, proporcionando al mismo tiempo “alimentos suficientes, inocuos y nutritivos para unas dietas saludables, así como otros productos y servicios agrícolas, para las generaciones presentes y futuras, sin dejar a nadie atrás”.
Sobre todo, en la Estrategia se reconoce que el momento de actuar es ahora.
Para asegurar la ejecución satisfactoria y oportuna de la Estrategia, la FAO ha elaborado un plan de acción basado en los debates mantenidos con sus Miembros, a fin de garantizar que se reflejen sus necesidades y prioridades lo mejor posible.
“La Estrategia de la FAO sobre el cambio climático es nuestra respuesta al desafío mundial de combatir los efectos de la crisis climática y pretende abordar una gran variedad de desafíos interrelacionados como son, entre otros, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, la degradación de la tierra y del medio ambiente y la necesidad de fomentar el uso de energías renovables accesibles y asequibles, así como la seguridad alimentaria e hídrica”, señaló el Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO. “Este plan de acción ayudará a poner en práctica las soluciones de los sistemas agroalimentarios al cambio climático desde todas las esferas de trabajo de la FAO, garantizando que trabajamos como una sola FAO”.
Tres pilares
El plan de acción se fundamenta en tres pilares, a saber: 1) promoción a escala mundial y regional; 2) apoyo normativo a escala nacional; 3) ampliación de la acción por el clima sobre el terreno con los agentes locales y los grupos de población vulnerables.
En lo que concierne al primer pilar, la FAO ya está intensificando sus esfuerzos de promoción en los foros mundiales. Por ejemplo, la Organización fue reconocida como asociado estratégico de la presidencia de la COP 27, respaldó la vía agrícola de las negociaciones climáticas y contó por primera vez con un pabellón sobre alimentación y agricultura en la Conferencia sobre el Cambio Climático, celebrada en Sharm el Sheij en noviembre de 2022. Este impulso y esta colaboración continuarán con la Presidencia de los Emiratos Árabes Unidos.
En cuanto a la prestación de apoyo normativo a los Miembros de la FAO, se pretende intensificar el apoyo en la formulación y aplicación de compromisos climáticos, en particular, los planes nacionales de adaptación y las contribuciones determinadas a nivel nacional. La FAO trabaja activamente en este ámbito con su programa SCALA (Ampliación de la ambición climática en el uso de la tierra y la agricultura a través de contribuciones determinadas a nivel nacional y planes nacionales de adaptación), que se está llevando a cabo actualmente en 12 países repartidos entre África, Asia y América Latina.
Por ejemplo, en Nepal, un país con una capacidad institucional limitada para abordar cuestiones relacionadas con el cambio climático, el programa SCALA está aportando valor añadido y especialización técnica para alcanzar los objetivos nacionales relativos a unos sistemas agrícolas más resilientes y unas prácticas agrícolas y de uso de la tierra sostenibles.
El tercer pilar busca propiciar una mayor participación de las partes interesadas locales, poniendo especialmente la atención en los grupos vulnerables, como las mujeres y los Pueblos Indígenas, con miras a la determinación, elaboración conjunta y adopción de buenas prácticas que garanticen una mayor seguridad alimentaria y mejores medios de vida, así como la lucha contra el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación de la tierra.
Un ejemplo del trabajo de la FAO en este ámbito es el que lleva a cabo a través del proyecto de refuerzo de la adaptación agrícola (SAGA), cuyo objetivo es reforzar la planificación de la adaptación en el contexto de la seguridad alimentaria y la nutrición en dos países francófonos especialmente vulnerables al cambio climático: Haití y en Senegal.
Con información de la FAO.